Friday, October 13, 2006

La columna de Pablo Gómez.

Por voz del coordinador de los diputados del PAN, el señor Larios, hablan los partidarios del uso de la violencia contra los levantados en Oaxaca. Dice el legislador panista que centenares de miles de personas sufren por la huelga magisterial y que ésta debe terminarse con la intervención de las fuerzas del orden, de manera limpia y sin víctimas, para reestablecer la paz y, sobre todo, las actividades escolares.

El diputado Larios no sabe de qué está hablando. Habla, sí, pero como los loros: repite lo que oye. No es posible romper una huelga en las escuelas primarias; se pueden ocupar los planteles, pero no se pueden sustituir 40 mil profesores así nomás porque un legislador lo dice.

Pero, en realidad, Larios habla por otros. Lo que se busca es la ocupación de la ciudad de Oaxaca por tropas federales, policiales o militares, que desalojen el plantón, pero nada más. Y ese nada más se debe a que otra cosa no es posible desde un punto de vista práctico. Claro, el desalojo permitiría a Ulises Ruiz volver al Palacio de Gobierno, a los magistrados, a su palacio y a los legisladores locales, a sus curules. Es decir, las cosas cambiarían muy poco, pero “algo es algo”.

El sedicente gobernador de Oaxaca, el señor Ruiz, recibió a la comisión oficial de senadores que, por fin, se hizo presente en el estado. Pero lo hizo en un hangar del aeropuerto oaxaqueño, zona federal. Lo pudo haber hecho también en el hotel Nikko de Polanco, donde habitualmente despacha, mas prefirió trasladarse hasta la capital del estado.

Pero además, el señor Ruiz no dijo nada sino que puso a hablar a algunos de sus empleados, los cuales informaron de las obras que se están llevando a cabo en Oaxaca.

La cuestión, sin embargo, no consiste en que Ruiz pueda llegar al aeropuerto de la capital del estado, o que se hagan algunas pequeñas obras en la entidad, las cuales, por lo demás, siempre han sido pequeñas. El problema consiste en que una gran parte del pueblo no quiere a Ulises Ruiz ni lo deja gobernar. Si un gobierno no gobierna, entonces no existe como tal y, por tal motivo, el Senado debe hacer una declaración, a efecto de que se nombre a un gobernador interino y se convoque a nuevas elecciones populares.

Si se quiere, en cambio, la violencia, no será el señor Ruiz quien la comande sino el señor Fox. El primero no tiene suficiente fuerza y al segundo le sobra siempre que utilice al Ejército, lo cual está por verse, ya que tal cosa implicaría la suspensión de garantías en Oaxaca. ¿Tanto para sostener en el puesto a Ruiz?

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