Y pues sí, sigue siendo el rey.
Estuvo increíble, una vez más, la marcha/mitin del día de hoy. Se pudo constatar una vez más quién es el que ganó las elecciones del dos de julio del año pasado; a menos de un metro de distancia se le puede saludar, se le puede hablar, no hay de por medio elementos armados, vallas metálicas, gas lacrimógeno, tanquetas de agua; ni mucho menos; sólo la gente, la misma gente es quien lo cuida. Se ven a mujeres con sus hijos, a ancianos, a niñas bien (y mal), a lesbianas, a gays, a artistas (en pleno performance), a catrines, a chavos banda, a familias enteras; todos con algo en común, una gran sonrisa y una gran esperanza en el futuro. Un futuro que no cambiaría sino fuera por nosotros, sino fuera por ellos, sino fuera por él, sino fuera por ella, sino fuera por mí. Porque el hoy, exige nuestra participación. No sólo de que sigamos en lo nuestro (cada quien en su labor diaria, en su trabajo); sino una participación más activa, que tenga que ver con las decisiones de lo que pasa en este gran país, que cuando sus hombres salen a la calle y se expresan, suceden cosas. Y sí, tardan, y van a seguir tardando, y parece que no se está haciendo nada, y los críticos hablan de un sin rumbo (hasta el proceso, con unos "analistas" [sólo conozco a Octavio Ramírez Araujo] que dicen que la izquierda no tiene rumbo y otros dicen que sí pero todavía no se vislumbra [como Carlos Montemayor]) entre los más suavecitos, mientras que los "analistas" oficiosos, esos de plano sí se descaran y desean entre sus líneas que no existiéramos. Pero no hay que derrumbarse; hay que leer a la gran Elena Poniatowska; en su columna de la Jornada; y entender que es ser opositor. Se está fraguando algo, hay que tener paciencia, no será violento (y esa fue una de las grandes definiciones de hoy del peje; la no violencia, dijo que si hubiésemos optado por esa ruta, quizá ya muchos no estaríamos ahí), y lo pacífico lleva mucho más tiempo, pero llega. Muchos quisieran más confrontación, más agresión, pero eso lo único que hace (y ya se ha visto como lo que pasó con el pinocho tello) es darles más armas para darnos en la madre a los derechosos, justificar sus arengas ("ya ven sí son un peligro para México"); así que para los que tienen tantos ímpetus de revolución violenta, que se muerdan uno, y ocupen esa energía en informar, en resistir pacíficamente, en aportar nuevas ideas, en escribir, en transmitir, en trabajar, en analizar. Sí hay que confrontar verbalmente a los medios, o a los prianistas nazis que luego nos quieren espetar sus pseudo argumentos, a los "analistas" oficiosos, pero siempre pacíficamente y con la razón (con la fuerza de la razón). Falta mucho por hacer, pero todavía ni siquiera estamos empezando, apenas empiezan a cerrar las heridas causadas el dos de julio, una vez que estemos completamente repuestos, fecal no tendrá más que renunciar, porque no habrá poder mediático, financiero, militar; que pare este movimiento. ¡Adelante!
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