No hay que olvidar.
Hoy en la columna de Guadalupe Loaeza, que no publiqué a propósito, se plantean varias cuestiones (mediante su alter ego Sofía) que me gustaría analizar. Se refiere en particular a la autocrítica, que se ha planteado a partir de la derrota en Tabasco. Estoy de acuerdo que todos debemos tener autocrítica y de ahí podemos partir para evolucionar y seguir cambiando, pero con bases, no cambiar por cambiar: no es posible que dentro del movimiento dudemos de que no hubo fraude. El hecho de que hayan borrado todas las huellas del delito, y que tengan a merolicos pseudoinformativos todos los días y a todas horas, repitiendo lo mismo "en México no hubo fraude y viven sus instituciones y su democracia"; no quiere decir que no existió el fraude. La campaña del peligro para México existió, la intervención de los empresarios existió, la utilización del padrón electoral existió, la intervención de la botarga de victor gonzalez torres existió, el embarazo de urnas y la extracción de boletas existió, la manipulación de los resultados por los medios y el ife existió, la presión para que desde un principio se reconociera la imposición existió. Entonces no podemos basar la autocrítica y desde un comienzo decir simplemente, no hubo fraude, tenemos que aprender que la derecha y sus militantes no son tan pendejos como pensábamos, tenemos que ser menos inocentes y ponernos más al tiro, tenemos que ser mucho más inteligentes para saber cómo llegarle a la gente, tenemos que no claudicar. Dice que no entiende cómo pudo ganar el de Tabasco por más de diez puntos y que a pesar de toda la maquinaria de fraude que se echó a andar, no es suficiente para decir que tuvieron la culpa los prianistas y debemos tener autocrítica; ahí la autocrítica la veo más difícil, contra los balazos, los madrazos, el dinero, el temor, etc. Guadalupe, te pido un poco de autocrítica.
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