Sunday, October 15, 2006

La columna de Miguel Angel Granados Chapa.

Miguel Ángel Granados Chapa
Tabasco: El químico y la alquimia del odio
La propaganda negra corrió a cargo del PAN. Tal fue en rigor su único modo de participar en la contienda tabasqueña. Los panistas acordaron no declinar en favor del PRI pero su contribución a la causa fue la denostación
Las elecciones generales de hoy en Tabasco no se destinan sólo a integrar nuevos ayuntamientos y a renovar los poderes Legislativo y Ejecutivo. Son también una secuela, una prolongación del proceso presidencial, y en ellas juegan la resistencia civil pacífica de Andrés Manuel López Obrador y la contraofensiva del PRIAN, que en esa entidad adquirió una modalidad diferente de la adoptada en Chiapas pero se dirige al mismo objetivo.

El pronóstico electoral parte de datos encontrados: las encuestas sobre la elección de gobernador favorecen con amplitud a Andrés Granier, candidato del PRI, sobre el perredista César Raúl Ojeda, que participa por tercera vez en una contienda de este género. Pero los resultados más recientes, tanto en elecciones locales como en las federales, son de tal modo favorecedoras al PRD que sólo una impopularidad súbita de Ojeda, o el abandono masivo de los seguidores de López Obrador a su líder, o un refuerzo intenso de los viejos y nuevos modos de imposición prianista explicaría la mudanza del electorado: en 2003, el PRD ganó 11 de las 17 alcaldías, y 17 de los 21 diputados de mayoría. En julio pasado el lopezobradorismo arrasó a sus contendientes: el candidato presidencial obtuvo 512 mil 743 votos (muy por encima de los 344 mil 526 de Roberto Madrazo y los escasos 32 mil de Felipe Calderón). La coalición Por el Bien de Todos (cuyos partidos integraron ya legalmente el Frente Amplio Progresista) ganó las senadurías de mayoría y los diputados de los seis distritos federales.

El resultado de hoy sería diferente a la tendencia indicada por las cifras si se abatió hasta la nada la influencia y la popularidad de López Obrador, que hizo campaña a favor de Ojeda, si las escisiones internas fracturaron gravemente al perredismo, si se impuso la arrolladora personalidad de Granier sobre la de Ojeda, si los votantes se cansaron de ver a éste tras la gubernatura. Cualquiera de esos factores, y su conjunto, se vieron estimulados, y agrandado su efecto, por el despliegue de recursos de toda laya, de la vieja escuela y de las nuevas técnicas, a que acudieron el PRI, el PAN y el gobierno federal, necesitados, ansiosos, urgidos de no sólo derrotar a López Obrador sino de sepultar sus propósitos políticos.

A la usanza antigua, de modo semejante a lo ocurrido en las dos campañas que fueron necesarias para hacerlo gobernador, Manuel Andrade ha incrementado el financiamiento público del PRI con entregas en especie a su candidato, propias de los programas gubernamentales, para que las convierta en dádivas electorales. Operaciones antimapaches del PRD localizaron y lograron evitar la distribución de miles de bicicletas (sólo en dos bodegas, en la zona industrial del municipio del Centro y en Cárdenas, se hallaron 10 mil y 5 mil pricicletas, como las llaman ufanos quienes han conseguido regalarlas en otros lugares). También fueron decomisados (y puestos a disposición de las autoridades) otros tipos de regalo electoral: 10 mil láminas de zinc, 4 mil 500 despensas, cerca de 3 mil sacos de cemento, miles de molinos manuales, cientos de metros de alambre y malla ciclónica, etcétera. Es claro que ese armamento electoral es sólo parte de un arsenal de mucho mayores dimensiones.

También al viejo estilo, se estorbó la difusión de Ojeda en medios electrónicos locales y se multiplicó la de Granier. Con el deplorable método que impide a los televidentes saber si se trata de información o de propaganda política, pues el formato de la segunda es idéntico al de la primera, Granier apareció en el noticiario principal del Canal 2 a precios altísimos en las vísperas del cierre de su campaña. Y en los medios locales se abrió paso la campaña del odio que tan fructífera fue para el PAN en la contienda federal. También en Tabasco la propaganda negra corrió a cargo de Acción Nacional, mediante ese que fue en rigor su único modo de participar en la contienda. En agosto pasado en Chiapas, la alianza del PRI y del PAN se manifestó de modo grotesco, con la declinación del candidato panista al gobierno y la integración de una alianza con el PRI, que contó con la participación directa y entusiasta de Manuel Espino. En Tabasco juraron los panistas que no harían nada semejante y en efecto Francisco Cáceres, su virtual candidato, figura en la competencia hasta el día de hoy. Pero su contribución a la causa fue la denostación, el pago de una campaña mecánicamente copiada de la federal, según la cual Ojeda es un peligro para Tabasco.

La más intensa campaña sucia, sin embargo, la desplegó en los días recientes el gobierno local. Es una batida ruin y violenta contra los políticos y ciudadanos llegados de fuera en apoyo de Ojeda, en una práctica similar a la que el PRI realiza habitualmente, sobre todo en entidades donde no gobierna o donde está en riesgo de perder. La vestimenta roja de los activistas mexiquenses pagados por Arturo Montiel se convirtió en parte del paisaje electoral en muchas entidades. Pero una injerencia de ese tipo está prohibida en Tabasco, sobre todo si se trata de sus adversarios, y se lanzó sobre los fuereños una embestida policiaca brutal, a partir de una definición fascista: El secretario de Seguridad Pública Juan Cano los acusa de poseer "características distintas a las del paisano tabasqueño" y con base en ese lombrosiano criterio hizo detener a 21 personas, de las que ocho fueron consignadas por presunta posesión de armas. Éstas eran en realidad de plástico y se les puso en las manos de los detenidos para efecto de la difusión de su captura, que hizo las veces de propaganda política. Después de golpearlos y torturarlos, tres detenidos fueron obligados a confesar ante las cámaras que habían llegado de Tepic y Ecatepec a desestabilizar: "A simple vista se pudo apreciar que la proyección presentaba cortes de edición, tanto de las preguntas supuestamente realizadas por los policías preventivos como en las respuestas de los acusados", informaron Claudia Guerrero y Carlos Marí, enviada y corresponsal de Reforma.

Andrés Granier Melo, nacido en 1948, es químico farmacobiólogo, pero su propaganda lo presenta sólo como "el químico". Fue alcalde del municipio capitalino, ganador de la elección del año 2000 que en el ámbito estatal fue anulada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Procede, pues, de la misma fuente madracista que Andrade, aunque ahora se buscó esmeradamente negar ese origen. A diferencia de López Obrador, Madrazo se abstuvo de presentarse ahora ante sus paisanos, acaso consciente de que su estrepitosa derrota y su desprestigio desfavorecerían al candidato de su partido. Éste obtuvo la candidatura en una contienda interna en que ganó con casi 60 por ciento de los votos, depositados la mayor parte de ellos en el municipio que gobernó, y donde se espera que obtenga también la mayor proporción del voto de hoy. Uno de los participantes en el proceso interno, el entonces senador Óscar Cantón, al que se le reconoció únicamente el 21.7 por ciento de los votos, denunció el procedimiento y se fue del PRI, para apoyar en ese momento a López Obrador y ahora a Ojeda. Ese es uno de los factores por los que el principal periódico de la entidad, Tabasco Hoy, habitualmente alineado al gobierno local, es uno de los pocos medios que no ocultan las actividades de la oposición, como es la regla general.

César Raúl Ojeda nació en 1952. Estudió en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional casi al mismo tiempo que lo hizo López Obrador, pero sólo recientemente vincularon sus propósitos políticos. Empresario en el ramo ganadero y hotelero, Ojeda fue diputado local en 1986, cuando gobernaba Tabasco Enrique González Pedrero, y fue diputado federal en 1994. Poco después de concluir ese desempeño renunció a su militancia priista y fue elegido senador de primera minoría en la planilla del PRD en 2000, aunque sólo permaneció unos días en Xicoténcatl, pues fue por primera vez candidato a gobernador. La tramposa elección de entonces fue anulada pero con argucias renovadas Andrade venció de nuevo en la extraordinaria del año siguiente. Cuando volvió al Senado, Ojeda fue impugnador de la ley Televisa, posición que ahora paga con creces, pues no se toca en vano a ese consorcio.

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