La columna de Federico Arreola.
A unos días de los comicios de gobernador en Tabasco, ha aparecido evidencia que apunta a otro fraude. De nuevo se trata de dañar a la izquierda. Pero ahora no para beneficiar al PAN, que ahí no tiene fuerza, sino a su socio el PRI. Ayer los priistas se violentaron. En un consejo distrital agredieron a varios perredistas cuyo único pecado era el de filmar la distribución de boletas electorales. Resultó herido el político del PRD Víctor Manuel Ramos. Días antes, en Nacajuca, un diputado perredista, Silvestre Álvarez Ramón, sufrió un atentado: simpatizantes del PRI lo persiguieron y le dispararon. Si fuera cierto lo que se ha publicado acerca de que el candidato del PRI lleva una gran ventaja en las encuestas, sus militantes no estarían recurriendo a acciones tan bajas, verdaderos delitos. El PRI ha descompuesto el escenario electoral tabasqueño, a ver ahora quién lo arregla.
En otro orden de cinismos, ayer dijo el presidente de Grupo Posadas, Gastón Azcárraga, que la aerolínea que Vicente Fox le privatizó a él y sólo a él hace no mucho tiempo, puede quebrar si no reduce sus costos de operación. Este empresario, que también preside el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y que participó activamente en el fraude electoral del 2 de julio, admitió que él conocía las condiciones financieras de Mexicana antes de adquirirla, pero “una cosa es decirlo y otra es vivirlo”; esto es, don Gastón ha empezado a decir que él quizá ya no estará en condiciones de inyectarle más recursos a la aerolínea. Quiere que el gobierno lo ayude, pues. Siente que se lo merece por haber contribuido a detener a López Obrador. Pobre Calderón, cuántas facturas le van a pasar sus patronos.
En otro orden de cinismos, ayer dijo el presidente de Grupo Posadas, Gastón Azcárraga, que la aerolínea que Vicente Fox le privatizó a él y sólo a él hace no mucho tiempo, puede quebrar si no reduce sus costos de operación. Este empresario, que también preside el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y que participó activamente en el fraude electoral del 2 de julio, admitió que él conocía las condiciones financieras de Mexicana antes de adquirirla, pero “una cosa es decirlo y otra es vivirlo”; esto es, don Gastón ha empezado a decir que él quizá ya no estará en condiciones de inyectarle más recursos a la aerolínea. Quiere que el gobierno lo ayude, pues. Siente que se lo merece por haber contribuido a detener a López Obrador. Pobre Calderón, cuántas facturas le van a pasar sus patronos.
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