Thursday, November 02, 2006

El astillero de hoy.

Astillero

Julio Hernández López

Muertos

Solecito Funerarias de gobierno
Solecito Ulises cree resucitar
Solecito Herencias malditas

Día de muertos en Oaxaca. Y de heridos, desaparecidos, torturados, perseguidos, apaleados y burlados. Tradición popular fúnebre coincidente con la nueva fase de ataque a los oaxaqueños que ha decidido la elite civil y militar que (des)gobierna entre llamas. Muertos ridículamente negados por un Presidente y un vocero aferrados a la visión de avestruz, que sólo encuentra "saldo blanco" donde la realidad demuestra que hubo personas asesinadas a causa de la incursión federal armada. Políticos y funcionarios que están histórica y socialmente muertos, aunque sus agendas oficiales se nieguen a tomar ese registro.

Día de muertos falsamente revividos. El cadáver llamado Ulises cree que los conjuros militarizados de la policía de gris le permitirán volver a una normalidad ya sepulta. Por ello, la Funeraria Ruiz organiza caravanas de terror que, protegidas por los policías federales propicios, tratan de convencer al activamente receloso público de que las tandas del mago Ulises volverán a ser dadas. Héctor Pablo Ramírez, encargado de la taquilla tricolor en el estado, promueve a grandes voces los presuntos milagros de resurrección: los priístas, asegura, están cansados de soportar tanto maltrato, y ahora entrarán -con la PFP detrás- a la etapa contestataria.

El productor y director general del teatro de la muerte pasa de la telenovela del amor -con Martaret Toloatcher como madura estrella- al drama de las herencias de familia. Claro que dejará el problema de Oaxaca al abogado Felipín, pero "en el punto que esté" (los políticamente incorrectos chistes de yucatecos aseguran que un peninsular consideraba que la temperatura ideal era de cero grados, pues en ese punto no habría ni frío ni calor: "en el punto que esté", diría ahora el filósofo de San Cristóbal; ni antes... ni después). Esa dejación guanajuatense fue adornada con pensamientos relacionados con la relatividad de las soluciones políticamente prometidas: el héroe del "hoy, hoy, hoy" justifica las herencias de conflictos a los sucesores, pues "todos los problemas están en proceso" (proceso en general, no en la revista). Por ejemplo, en materia de combate a la pobreza, pues "aún queda mucho camino" por recorrer, señaló quien presumía de marchista, y "si me van a decir que entregue el país sin pobreza, me lo ponen muy cuesta arriba". No, pos sí.

Uno de los "problemas en proceso" que dejará el presidente Coca Cola es el de la reinstalación de la guerra sucia, y no en relación con las campañas de propaganda negativa usadas en la pasada contienda por la Presidencia, sino la referida al uso del aparato del Estado para la represión a opositores, guerra sucia que se realiza de maneras pretendidamente ocultas o jurídicamente disimuladas.

Hoy, en México, aunque por el momento sólo en Oaxaca, se ha dado el banderazo de autorización para que fuerzas policiales militarizadas actúen contra ciudadanos en lucha política, haciendo a un lado la Constitución, los tratados internacionales y las leyes en general. La debilidad creciente de las autoridades civiles, y la crisis de transmisión del poder presidencial, han permitido que otros factores tomen parcelas que ven abandonadas. Ya la Secretaría de Marina tuvo en semanas anteriores amagos represivos contra los oaxaqueños, y ahora la policía militarizada monta retenes ilegales, allana domicilios, detiene a ciudadanos por simples sospechas, realiza interrogatorios en busca de información política que permita fabricar acusaciones contra líderes sociales y hace saber la amenaza de órdenes de aprehensión contra esos dirigentes.

La estrategia policiaca federal tiene su contraparte estatal. Dolidos por el riesgo de que su patrón Ulises caiga, y con él la maraña de intereses de la que se sirven, esos personajes menores -presidentes municipales con mando policiaco, jefes y directores estatales de cuerpos represivos- han desarrollado una estrategia de provocación contra el movimiento social oaxaqueño que ha llegado a los extremos del asesinato -como en el caso del periodista Brad Will- , el secuestro y la tortura.

Astillas:

El Senado sigue mandando al diablo a las instituciones (tal cámara es, desde luego, una de esas mismas instancias destinadas al averno). Con la designación de cinco nuevos magistrados electorales federales se consolida el reparto por cuotas del botín del poder. Ya en la entrega anterior de esta columna redactada por el magistrado de la astilla se habló de la representante del poder conyugal venidero (María del Carmen Alanís, a nombre de Margarita Zavala) y del personero del Chuchismo perredista (Manuel González Oropeza, "a quien el PRD logró colar de último momento", según la nota en La Jornada de Andrea Becerril y Víctor Ballinas; esa maniobra de negociación comercial ya había sido anunciada días atrás en esta columna con borlita de cristal), pero faltó mencionar al sobrino del tío neopanista (Constancio Carrasco, sobrino de Diódoro), al lector premiado (Flavio Galván, quien recitó el dictamen judicial favorable a Calderón) y al jurisperito legionario (Salvador Olimpo Nava Gomar, director de la escuela de derecho de uno de los planteles de la Universidad Anáhuac)... Vaya convicción de servicio de los consejeros del IFE, y en especial de su presidente, Luis Carlos Uh Fraude. Ya en reuniones regionales con consejeros estatales y distritales han escuchado la exigencia de que renuncien, y tal propuesta se reprodujo ayer en Washington. Pero el delegado de Elba Esther Gordillo en el instituto electoral se niega a dejar el extraordinariamente bien pagado cargo porque quiere seguir ¡sirviendo a México, sí señor!... Lo bueno de que unos diputados pidan la renuncia de Mariano Palacios es que permite saber que todavía es el presidente formal del comité priísta... Y, mientras monseñor Abascal cita para platicar sobre asuntos festivos -la conmemoración del Vicente-nario- al comisionado Cuauhtémoc, ¡hasta mañana, en esta columna sin caudillos ni personajes deificados o intocables, columna que siempre expresa lo que piensa, aunque, por ejemplo, años atrás las críticas a Cárdenas molestaran a quienes hoy lo defenestran, o aunque en otras ocasiones la mención de lo negativo del sub ofendiera a quienes ahora lo crucifican: Patria o muerte: criticaremos!

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